Crochet

domingo, 4 de septiembre de 2011

Oraciones.


Oración al Inmaculado Corazón de María
 
El más amable y compasivo de los corazones después del de Jesús,
trono de las misericordias divinas a favor de los miserables pecadores,
yo reconociéndome sumamente necesitado, acudo a Ti en quien el Señor ha puesto todo el tesoro de sus bondades.

Con plenísima seguridad de ser por Ti socorrido, Tú eres mi refugio, mi amparo, mi esperanza; por esto te digo y te diré en todos mis apuros y peligros:
“Dulce corazón de María, se la salvación mía”.

Cuando la enfermedad me aflija, o me oprima la tristeza o la espina de la tribulación llague a mi alma:
“Dulce corazón de María se la salvación mía”.

Cuando el mundo, el demonio y mis propias pasiones unidos para mi eterna perdición me persigan con sus tentaciones y quieran hacerme perder el tesoro de la divina gracia:
“Dulce corazón de María, se la salvación mía”.

En la hora de mi muerte, en aquel momento espantoso de que depende mi eternidad cuando se aumenten las angustias de mi alma
y los ataques de mis enemigos:
“Dulce corazón de María se la salvación mía.

Estas gracias espero alcanzar de ti Corazón Inmaculado de María
A fin de que pueda verte y gozar de Dios en tu compañía por toda la eternidad en el cielo. Amén.


 



ORACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA


ORACIÓN DE PETICIÓN POR LOS SACERDOTES...

Oración de petición por los sacerdotes

Padre Nuestro que estás en el Cielo:
Para que Tu Nombre sea santificado,
Señor, danos sacerdotes.

Para que Tu Reino venga a nosotros,Señor, danos sacerdotes.
 
Para que nos comuniquen el pan de la Palabra y de la Eucaristía, Señor, danos sacerdotes.
 
Para que en Tu Nombre perdonen nuestras ofensas,
Señor, danos sacerdotes.
 
Para que nos enseñen a perdonar a los demás,
Señor, danos sacerdotes.

Para que nos auxilien en nuestra lucha contra las tentaciones, Señor, danos sacerdotes.
 
Para que en el momento de nuestra muerte nos ayuden a vernos libres del mal, Señor, danos sacerdotes según tu corazón.
 
Amen




PADRE NUESTRO...

Padre Nuestro
 
Padre nuestro que aquí te encuentras santifica nuestras actitudes para que podamos santificar tu nombre.
Venga hacia nosotros tu riqueza interior y tu ejemplo de bondad. Que tu voluntad , sea la nuestra y que sepamos valorar a nuestro hermano, independiente de su color y situación económica.
 
El pan nuestro de cada día , sea compartido en tantas partes sean necesarias, para que podamos alimentar a nuestro hermano más hambriento y falto de atención.

Perdona nuestras flaquezas, y las tantas veces en que la vanidad gritó más alto que la espiritualidad. No permitas que yo continúe presa y sumisa a los valores materiales y llévanos a la construcción de un nuevo mundo, donde el amor sea la única bandera.
 
Que yo sepa entender que la cruz que en mis hombros pesa tanto, es el precio de mi aprendizaje , y que todas las veces que yo mire a mi alrededor y no te encuentre, es que tu me cargas en tu cuello sin yo darme cuenta.
 
Que yo no te culpe por mi sufrimiento, o por la insatisfacción, y que yo aprenda a encontrar un camino de luz y verdad en todos las preguntas e indecisiones.
 
Líbrame del egoísmo, la falta de perdón y de solidaridad, que me impide ser mejor. Cúbreme con tu Manto para que yo pueda ser siempre un ejemplo de bondad y un camino de luz

        Amen.

La curación de un niño.


LA CURACIÓN DE UN NIÑO

La curación de un niño

Jesús oró por los niños, consciente de que ellos guardan un lugar especial en el corazón de Dios.
 Él oró por ellos con una fe inmutable en el poder de Dios para bendecirlos y sanarlos.
 Jesús sabía que Dios siempre está presente en cada niño como vida, salud, fortaleza y
perfección puras.
 Él demostró una y otra vez que un corazón amoroso y una mente llena de fe pueden manifestar
 este espíritu morador de vida.

Desde el tiempo en que Jesús sanó a los niños hasta el momento presente, el poder sanador de
 Dios no ha cambiado. Al orar por un niño, mantén tus pensamientos en calma y tu fe fuerte.
Ve la vida -un torrente continuo de vida-fluyendo sin obstáculos en cada célula.
 Ve con resolución más allá de las apariencias y ve al niño o a los niños que deseas bendecir
 sostenidos, envueltos y rodeados por el amor  de Dios y fortalecidos por la vida divina.
Ve todas las funciones de mente y cuerpo trabajando en armonía que crea salud.

Permite que éste sea tu pensamiento y tu oración: Eres creado a la imagen y semejanza de Dios.
 La salud y la perfección están establecidas en ti.

Los niños, con su fe sencilla y su disposición innata de expresar vida, responden rápidamente
a los pensamientos y las palabras positivas de vida y salud. Responden al amor y a la oración
fervorosa con la misma seguridad con que la planta responde al calor y a la luz del sol.

Poner tus preocupaciones en manos de Dios en oración te bendice y te eleva.
 El niño por quien oras sentirá de manera innata tu fe y tu paz mental, las cuales fortalecerán
 su fe y paz mental y acelerará el proceso de curación. Una vez que has puesto tus preocupaciones
 en manos de Dios en oración, eres completamente libre para abrir tu corazón al niño que busca tu
amor y tu seguridad.

Recuerda que nada es demasiado para pedir a Dios y nada es demasiado pequeño para que el poder
de Dios lo armonice, sane o ajuste. A medida que oras, eres un canal para el poder sanador de Dios.
Llamas al espíritu de Dios de vida perfecta a la actividad.
 Pequeñas Semillitas

Invocación a la confianza.


INVOCACIÓN A LA CONFIANZA

 Invocación a la confianzaAutor: A. Pangrazzi

Ayúdame Señor, a creer que detrás de las nubes está el Sol; que los desnudos árboles de otoño
volverán a vestirse de hojas, si tengo la paciencia de esperar.

Ayúdame Señor, a comprender que para alcanzar la cima de la montaña hay que atravesar el largo valle.
Que la vela difunde su luz a base de consumirse poco a poco.

Ayúdame Amado Señor, a desprenderme de las pretendidas seguridades que no puedo tener y que
me hacen tan inseguro; ayúdame a comprender que mis temores aumentan mi inquietud y
mi impaciencia.

Ayúdame Señor, a aceptar mis limitaciones.

Confío en tí como un niño que se siente seguro en brazos de su madre.

Ayúdame a caminar por donde no puedo ver sabiendo que tú estás ahí conmigo. 

Calma mi paso Señor.


CALMA MI PASO SEÑOR...

¡Calma mi paso, Señor!Desacelera los latidos de mi corazón, calmando mi mente.
Diminuye mi ritmo apresado con una visión de la eternidad del tiempo.
En medio de las confusiones del día a día, dame la tranquilidad de las montañas.
Retira la tensión de mis músculos y nervios con la música tranquilizante de los ríos de aguas constantes que viven en mis recuerdos.
Ayúdame a conocer el poder mágico y reparador del sueño.
Enséñame el arte de tomar pequeños descansos: reducir mi ritmo para contemplar una flor, charlar con un amigo, acariciar a un niño, leer un poema, oír una música preferida.
Calma mi paso, Señor, para que yo pueda percibir en medio de la incesante labor cotidiana de los ruidos, luchas, alegrías, cansancios o desalientos Tu presencia constante en mi corazón. Calma mi paso, Señor, para que yo pueda entonar el cántico de la esperanza, sonreír para mi prójimo y callarme para escuchar Tu voz.
Calma mi paso, Señor, e inspírame a enterrar mis raíces en el suelo de los valores duraderos de la vida, para que yo pueda crecer hasta las estrellas de mi destino mayor.
¡Gracias, Señor, por el día de hoy, por la  familia que me diste, mi trabajo y, sobretodo, por Tu presencia en mi vida. 

 

Jesús no tiene manos.

JESÙS NO TIENE MANOS...

 
Jesús no tiene manos 

JESÚS no tiene manos,
tiene sólo nuestras manos
para construir un mundo nuevo
donde haya más fraternidad y justicia.

JESÚS no tiene pies,
tiene sólo nuestros pies,
para poner en marcha a los derrotados
por el camino de la libertad.

JESÚS no tiene labios,
cuenta tan sólo con nuestros labios
para anunciar a los hombres
la buena noticia de la salvación.

JESÚS no tiene recursos,
cuenta tan sólo con nuestro trabajo
para lograr que todos los hombres
vivan como hermanos.

JESÚS, aquí tienes mis manos, mis pies,
mis labios, mi trabajo, mi sonrisa,
mi tiempo, mi ilusión, mi vida.

¡Aquí estoy Señor!
¡Iré contigo!
Eduardo Cáceres Contreras

Meditaciones sobre Dios.


DIOS ES UN NIÑO GRANDE

Autor: P. Eusebio Gómez Navarro OCD | Fuente: Catholic.net
Dios es un niño grande
Nos cuesta mucho sonreír, hemos perdido la capacidad de maravillarnos por cosas
 pequeñas, de gozar cada momento presente.
Dios es un niño grande


Una madre, para dar ánimo a su hijo, lo llevó a un concierto
de Paderewski.
El hijo entró en el escenario y empezó a tocar el piano.
Cuando las cortinas se abrieron, el niño estaba interpretando
 las notas  de “Mambrú se fue a la guerra”. En aquel momento,
 el maestro hizo su entrada, fue al piano y  susurró al oído
del niño: “No pares, continúa tocando”. Entonces Paderewski
extendió su mano izquierda y empezó a llenar la parte del bajo.
Luego, puso su mano derecha alrededor del niño y agregó un bello arreglo de
 la melodía. Fue una experiencia creativa.
El público estaba entusiasmado.

Dios es el gran maestro que nos enseña y nos dirige con sus manos divinas.
Con su presencia inunda de vida toda nuestra existencia. “El Señor exulta de gozo
 por ti, te renueva con su amor, danza por ti con gritos de júbilo como en los días
 de fiesta” (So 3,17-18).

Dios es alegre y joven. La Escritura nos habla así de Dios: crea la vida “entre
el clamor de las estrellas del alba” (Jb 38,7), la hizo con sabiduría (Pr 8,30).
 Dios disfruta y no sólo en su intimidad; salta de satisfacción al ver a los
suyos, a su amado pueblo: “Me regocijaré en  mi pueblo” (Is 65,18).

A nosotros, los adultos, nos cuesta mucho sonreír. Las preocupaciones nos
 arrancan el gozo de poder disfrutar. Necesitamos hacernos como niños
 para entrar en el reino de los  cielos (Mt 18,3), para gozar cada momento
 presente, para deleitarnos con todo lo bello de la vida, como si lo
contempláramos por primera vez.

El adulto ha perdido la capacidad de maravillarse, de asombrase por los
grandes y  pequeños acontecimientos.
 El adulto ha aprendido a pensar y actuar de una forma autómata y rígida.
 Y ha aprendido también a preocuparse de los negocios, de lo que los
demás pensarán  y dirán de él.
 Se reciben aplausos si se actúa de acuerdo a las expectativas de los otros.

El adulto funciona a base de normas. Se hace serio y competitivo.
Ha cifrado su importancia en el trabajo duro, en la ocupación,
 en tener cosas... Éstas  son sus metas, aunque para ello tenga que
dejar de sonreír, vivir amargado y, a veces,  hasta enfermar.

Según el pasaje evangélico de Mc 10,13-16, los discípulos actúan
como “el adulto” y no  permiten que los niños, la alegría personificada,
se acerquen a Jesús. Sin embargo, él, que  era libre, acogía a los niños
 y destacaba su forma de actuar.

El adulto que redescubre el niño interior aprende “lo que ha de
 tomarse en serio para reírse de lo demás” (Herman Hesse).
 Esto crea una armonía profunda de espíritu y
 de unidad con el Creador.

Descubrir el niño interior que llevamos dentro nos puede ayudar
 mucho a despertar a la vida, a contemplar con sorpresa las maravillas
que nos topamos cada día, a valorar más el ser que el hacer.
Necesitarnos volver a la niñez para darnos mayor cuenta de
 todo, para vivir sin prisas, para invertir tiempo en el descanso y el juego.
 Quizá debamos orar con las manos juntas y los ojos cerrados como los
 niños, pidiendo  al Amigo que nos enseñe a disfrutar con lo que tenemos;
que nos haga más plenamente  conscientes de lo que vemos, tocamos,
gustamos y olemos; que nos dé ojos para  descubrir los grandes tesoros
diarios y vivir en alegría y gratitud; que nos dé el coraje  de ser nosotros
mismos para no dejarnos llevar por una vida de normas ni por el  qué
dirán; que nos devuelva el alma de niño para disfrutar de todo y con todo.

Acercarnos a los niños nos puede ayudar a ser como ellos: tener sus ojos,
pensar como ellos, sonreír y disfrutar la vida como ellos.



  • Preguntas o comentarios al autor P. Eusebio Gómez Navarro





  • La Fe

    LA FUERZA DE LA FE...

    LA FUERZA DE LA FE...
     
    Jesús acababa de realizar el milagro de la multiplicación de panes y peces. Hoy nos dice el evangelio que “obligó a sus discípulos a marcharse en la barca mientras El despedía a la gente”. Este es un gesto severo por parte de Jesús, que realiza cuando tiene alguna tentación. La tentación, según nos cuenta el evangelista san Juan, era que la gente, después del milagro, quería proclamar a Jesús como rey. No habían entendido el sentido mesiánico de la vida de Jesús sufriente y servidor. Pensaban en un Mesías triunfante, que, como entonces, les pudiera dar siempre de comer. Jesús sabía que los apóstoles no estaban lejos de esas ideas y que se unirían a la idea de proclamarlo rey material. Por eso les obliga a marcharse y con paciencia procura tratar de convencer a la gente para que se vayan en paz. Jesús entonces se retira al interior de aquel monte a orar. Pediría fuerzas a su Padre para continuar en su misión.

    Se nos habla después de la tormenta que se suscita en torno a la barca donde iban los apóstoles. Según el modo oriental de escribir, aquí de manera simbólica quiere hablar de varias tormentas. En primer lugar la tormenta que había en el alma de los apóstoles. Luchaban con la idea que habían aprendido siempre sobre el sentido de grandeza humana que se daba al Mesías y lo que veían hacer y decir a Jesús. En su alma se mezclaba la fe con la duda. También en nosotros hay fe y hay tempestades. El poder de Jesús no consiste en que no se levanten tempestades, sino en que se haga sentir en medio de ellas. Por eso Jesús se hace presente en medio de la tempestad.

    Dice el evangelio que Jesús se acercó caminando sobre el agua. El agua, según el lenguaje simbólico de la Biblia, representa muchas veces las fuerzas del mal. Jesús siempre está por encima del mal para darnos la paz en el bien. Dios siempre nos da la paz. Todo lo que produce intranquilidad no es de Dios, sino del diablo. Los apóstoles creen que es un fantasma y gritan; pero Pedro, que es el más voluntarioso, cuando ha escuchado la voz de su Maestro, que les quiere dar confianza, le pide su permiso para caminar hacia El y Jesús le dice: “Ven”.

    En nuestra vida también hay momentos donde se nos hace difícil tomar una decisión, porque nos parece que todo está en contra. Si escuchamos la voz de Dios que nos dice: “ven”, vayamos con valentía. La fe serena en el Señor nos da las fuerzas para no hundirnos en nuestros temores e inseguridades.

    Y san Pedro comenzó a hundirse. Su fe se tambaleó ante las dificultades: Dejó de mirar a Jesús y se fijó más en las dificultades que lo rodeaban. Pero gritó: “Señor, sálvame”. Este es el gran ejemplo para nuestra vida. Habrá momentos en que todo parece que se hunde y aun las cosas que creemos haber hecho para la gloria de Dios. En esos momentos tengamos al menos la suficiente fe como para clamar a Dios: “Sálvame”. Y en verdad que sentiremos la mano amorosa de Jesús que como a Pedro nos levanta. Quizá oigamos, como lo oyó Pedro, la voz cariñosa que nos advierte: “¿Por qué has dudado?”. Nosotros le digamos con amor: “Jesús, en ti confío”.

    Y subiendo Jesús a la barca, se calmó el viento. A través de los  comentaristas más antiguos este pasaje es símbolo de lo que pasa en la Iglesia. Quizá san Mateo lo escribía pensando ya en lo que pasaba en su comunidad cristiana. A través de la historia ha tenido y tiene la Iglesia muchas dificultades que provienen desde el interior y del exterior de ella. Ha habido muchos escritores que han creído que esa barca eclesial estaba ya a pique. Pero desconocían la fuerza de la presencia de Jesús en ella. No es sólo una presencia simbólica y externa, como puede ser representada en la jerarquía, que puede fallar o la pueden hacer desaparecer por cierto tiempo, sino es una presencia real, positiva, que a veces se deja sentir en medio de una gran tormenta o que a veces se presenta en ella y en cada uno de nosotros de una manera suave como la brisa. Así se manifiesta la presencia de Dios al profeta Elías en la primera lectura de hoy, cuando está perseguido y cree que todo está hundido

    Enviado por el P. Silverio Velasco (España)





    María, Madre del silencio.

    MARÍA, MADRE DEL SILENCIO

     María, madre del silencio 
    J. M. Márquez
      
    Madre de nuestro silencio,
    tesoro de calma y serenidad,
    te amamos por tu rostro lleno de luz,
    por tu mirada llena de ternura,
    por lo profundo de tus palabras silenciosas, por tu transparente disponibilidad.
    Que en nuestras tareas cotidianas
    nos abras a lo profundo de las cosas que no se ven, nos ilumines con tu luz transparente, nos ensanches el corazón con el amor y la verdad de lo que es importante, nos contagies tu disponibilidad ante las sorpresas de Dios.
    Madre del silencio,
    enséñanos a callar...
    enséñanos a contemplar...

     

    Virgen María

    VIRGEN MARÍA



    VIRGEN MARÍA

    "Nuestra Señora -decía Teresa de Calcuta- me acompaña en todos los viajes; la llamo mi Compañera desde que un día, en Berhampur, le dije al capellán de las Hermanas que me regalase una imagen de María Milagrosa con las manos abiertas, derramando gracias sobre el mundo. Aceptó encantado, embaló la imagen y la llevó a la estación. Era una imagen muy grande, casi de tamaño natural, así que el jefe de estación quería que la facturase y pagase la correspondiente tarifa. Pero yo tenía un pase en los ferrocarriles para mí y una compañera, así que le dije: "ésta es mi compañera..." y me dejó viajar con la imagen sin pagar nada por ello. Desde entonces, la Virgen me acompaña siempre en mis desplazamientos. Nunca viajo sola"

    Es ahora cuando puedes hablar con Santa María. Si quieres puedes empezar diciéndole lo escrito a continuación; luego comenta algo más con Ella.

    María, necesito que me acompañes, que estés conmigo todo el día. Me gustaría darme más cuenta de que realmente te tengo a mi lado en todo momento; aprovecharé si me ayudas cada imagen tuya que vea para decirte algo, recordarlo y contar contigo. Gracias, "Compañera".
     



    El tiempo pasa-para sonreir


    EL TIEMPO PASA - PARA SONREIR

     
     Humor:
    El tiempo pasa...


    - La mayoría de la gente que entró a las universidades el año pasado nació en 1988, para ellos ha existido prácticamente un solo Papa, que ha durado toda la vida.

    - Nunca cantaron "We are the world, we are the children", y cuando García Márquez ganó el premio Nobel ni siquiera sabían leer.

    - Tenían 1 año cuando la Unión Soviética se desintegró. No se acuerdan de la Guerra Fría y conocen una sola Alemania, aunque en el colegio les hayan contado, que hubo dos.

    - Son demasiado jóvenes para acordarse de la explosión del transbordador espacial "Challenger" y probablemente nunca sabrán que fue el "Desafío Pepsi".

    - Para ellos, el SIDA ha existido toda la vida. No alcanzaron a jugar con el Atari... el CD entró al mercado cuando no tenían ni un año de vida... nunca tuvieron un tocadiscos, ignoran lo que fue el Wincofón... y nunca jugaron Pac-Man.

    - Star-Wars se les hace bastante falso, y los efectos especiales les parecen patéticos, muchos de ellos no saben, o no recuerdan, que los televisores solo tenían 13 canales, y que se cambiaban manualmente con una perilla giratoria; más aún, incluso algunos no han visto nunca un televisor en blanco y negro. No pueden explicarse siquiera lo que es ver la tele sin un control remoto; nacieron después que la Sony puso a la venta el "Radiocassete" portátil, y para ellos los patines siempre han tenido las ruedas en línea.

    - Y ni hablemos de la normalidad con la que ven un teléfono celular o una PC.

    - Puede que nunca hayan visto Plaza Sésamo, El Tesoro del Saber, Perdidos en el Espacio, Bonanza, Lassie o El Llanero Solitario.

    - Nunca se meten a nadar pensando en "Tiburón"... Michael Jackson siempre ha sido blanco... y ¿cómo van a creer que Travolta pudo bailar con esa panza que tiene….?

    - Nunca oyeron las siguientes expresiones: "El avión, jefe, el avión".... o "Abuelito dime tú". No recuerdan quien era la "Mujer Maravilla", y tampoco usaron lonchera de metal, ni tampoco recuerdan quien era "El Hombre Nuclear", "La Mujer Biónica", o el "General de los Dukes de Hazard" (¿Hazard?... ¿qué es eso?)

    - Creen que "El Crucero del Amor" sale de Miami cargado de parejas en luna de miel....que los "Ángeles de Charlie" es un estreno cinematográfico y que cuando se les habla de "Chips" piensan en las papas para acompañar el almuerzo...

    Recuerda que toda esta gente entró a la Universidad el año pasado....ellos son los jóvenes ahora.

    Estos son los síntomas de que te estás haciendo viejo:

    1.) Cuando entiendes el texto anterior y sonríes...
    2.) Cuando, siendo hombre, por fin eres capaz de decirle que NO a una mujer......y sin remordimientos.
    3.) Cuando, siendo mujer, por fin eres capaz de decirle que SÍ a un hombre... y sin remordimientos.
    4.) Cuando haces deporte y, orgulloso, le cuentas a todo el mundo, que lo haces.
    5.) Cuando hay remedios en la mesa de noche.
    6.) Cuando los niños con quienes, hasta hace poco, tenias cierta complicidad, ahora te dicen "señor", te tratan de usted... o, peor aún, te dicen "tío" o "tía".
    7.) Cuando necesitas mucho más tiempo que una mañana para recuperarte de una trasnochada.
    8.) Cuando tus amigos se casan sin estar apurados.
    9.) Cuando tus primos chicos te piden cigarros.
    10.) Cuando tus sobrinos saben más que tú de computación.
    11.) Cuando vas a la playa y puedes pasar toda la ida sin bañarte.
    12.) Cuando ves los partidos y conciertos por la tele, en vez de ir a verlos en vivo.
    13.) Cuando vuelves a llevar regalo a los cumpleaños... igual que cuando eras chico.
    14.) Cuando, para hacer deporte, compras ropa que te tape, en vez de mostrar.
    15.) Cuando prefieres ver a un amigo que hablar con él horas por teléfono.
    16.) Cuando ya sabes lo que quieres.
    17.) Cuando, después de leer este texto, decides enviarlo a un amigo al que piensas que seguro le va a gustar.

    Amigos... ¡nos estamos poniendo viejos!
    Saludos a todos y sonrían... porque aún somos jóvenes de corazón.
    Autor desconocido

     
      

    Busca a Dios

    La Paz

    El dulce remedio.

    El dulce remedio 
    Un caballero llegó a un hospital con un pequeño paquete bajo el brazo. Estaba visitando a su sobrino hospitalizado por haberse roto una pierna. El muchacho de doce años se emocionó cuando su tío abrió el paquete y vio la elegante caja de bombones. El tío insinuó que podía abrirla y probarlos. Pero el muchacho dijo "los guardo para más tarde".

    Tan pronto como se fue el visitante, el enfermo envolvió de nuevo la caja de bombones, cogió sus muletas y bajó despacio las escaleras. Llegó hasta la habitación de una señora enferma de reuma y le obsequió su caja. Esta señora se había mostrado muy atenta con el adolescente cuando ingresó al hospital, y él había estado esperando la oportunidad para agradecérselo. Cumplido su objetivo regresó a su habitación.

    Pocos minutos después, la señora reumática salía de su habitación hacia otro pabellón con una gran bolsa de compras en la mano. Su visita era para una joven oficinista que estaba convaleciendo de una operación. Ya junto a la cama, la señora abrió la bolsa y le obsequió la caja de bombones que había recibido del muchacho. Conversó un rato con ella y se despidió con una sonrisa.

    Esa misma tarde, el joven daba un paseo de ejercicio por la sala donde se encontraba la oficinista. Se paró un momento para saludarla. "Mira, tengo un regalo para ti". Abrió el cajón de su mesita de noche y el muchacho quedó sorprendido al ver de nuevo la misma caja de bombones que él había recibido de su tío.

    En ese momento la señora que había obsequiado los bombones a la oficinista apareció. El rostro de la convaleciente se ruborizó cuando la vio venir. Lo mismo de la convaleciente se ruborizó cuando la vio venir. Lo mismo le sucedió a la señora, cuando vio al adolescente con la caja de bombones en sus manos. Una mirada cruzada de los tres lo explicó todo... En ese instante se echaron a reír; los ojos de los amigos estaban humedecidos en lágrimas de alegría. El chico abrió -por fin- la caja de bombones y los repartió con sus dos amigas.

    Una sola caja de bombones había traído una gran felicidad a aquel hospital. Tres personas la habían recibido como regalo y ellas mismas la habían obsequiado, a su vez, como muestra de agradecimiento. La gran alegría que ahora sentían los tres enfermos provenía de la felicidad que proporciona la acción de dar.
    James Hyatt



    mariposas